Hoy yo abrazo mi potencial para ser, hacer y conseguir todo lo que yo pueda soñar.

jueves, 29 de diciembre de 2011

No se trata de ganar

LA GALLINA Y LOS PATITOS (JORGE BUCAY)

LA GALLINA Y LOS PATITOS (JORGE BUCAY)

Habia una vez una pata que habia puesto cuatro huevos. Mientras los empollaba, un zorro ataco el nido y la mato. Pero por alguna razon, no llego a comerse los huevos antes de huir, y estos quedaron abandonados en el nido.
Una gallina clueca paso por alli y encontro el nido descuidado. Su instinto la hizo sentarse sobre los huevos para empollarlos.
Poco despues nacieron los patitos y, como era logico, tomaron a la gallina por su madre y caminaban en fila detras de ella.
La gallina, contenta con sus nueva cria, los llevo a la granja.
Todas las mañanas, despues del canto del gallo, mama gallina rascaba el suelo y los patos se esforzaban por imitarla. Cuando los patitos no conseguian arrancar de la tierra ni un misero gusano, la mama proveia de alimento a todos los polluelos, partia cada lombriz en pedazos y alimentaba a sus hijos dandoles de comer en el pico.
Un dia como otros, la gallina salio a pasear con su nidada por los alrededores de la granja. Sus pollitos, disciplinadamente, la seguian en fila. Pero de pronto, al llegar al lago, los patitos se zambulleron de un salto en la laguna, con toda naturalidad, mientras la gallina cacareaba desesperada pidiendoles que salieran del agua.
Los patitos nadaban alegres, chapoteando, y su mama saltaba y lloraba temiendo que se ahogaran.
El gallo aparecio atraido por los gritos de la madre y se percato de la situacion.
-No se puede confiar en los jovenes -fue su sentencia-. Son unos imprudentes.
Uno de los patitos, que escucho al gallo, se acerco a la orilla y les dijo: "No nos culpeis a nosostros por vuestras propias limitaciones".
No pienses que la gallina estaba equivocada.

No juzgues tampoco al gallo.

No creas a los patos prepotentes y desafiantes.

Ninguno de estos personajes esta equivocado. Lo que sucede es que ven la realidad desde posiciones distintas.

El unico error, casi siempre, es creer que la posicion en que estoy es la unia desde la cual se divisa la verdad.

El sordo siempre cree que los que bailan estan locos.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Carta a mi Papa

Esta noche no sé si podré dormir.

¡Que partido tengo mañana!

Si le ganamos al Maracaná Juniors quedamos primeros y hasta puede que pasemos a la final.

Seguro que mis padres están orgullosos de mí.

Creo que esta noche no duermo.

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–¿Nicolás preparaste la bolsa para mañana? — dijo una voz de mujer desde la cocina.

–¿¡Qué si lo preparé!? Lo preparé y lo revisé cinco veces…y por las dudas lo voy a revisar otra vez.

–¿Estás nervioso?

–¿Tú que crees? Si ganamos quedamos primeros. A ver… sí, botas, medias, espinilleras, seeee, vendas, pantalón, mmm… camiseta. ¡Listooooooo!! Todo listo, voy a acostarme. ¿Sabés lo que me dijo el Matías? Que parece que mañana no ponen al Pelé, que está con gripe.

-¿No vas a ver la tele?

–No, me voy a acostar.

–¡No te puedo creer! Un sábado sin ver la televisión, esto hay que anotarlo en la pared.

Por la mañana temprano me desperté solo, sin despertador y sin que nadie me llamara. Tomé la leche y volví a revisar la bolsa.


–Anoche te dabas vuelta para un lado y para otro y decías algo del árbitro y del Pelé

– dijo Matilde parada en la puerta de la cocina. ¿Tienes todo, Nicolás?

–¡¡Ufaaa!! ¿Otra vez? Te dije que anoche revisé la bolsa cinco veces.

–Me parece que no te has dado cuenta ¡Te falta lo más importnate!

–¿Cómo lo más importante?


–Te falta Dieguito, tu hijo. El que juega es él mi amor, tú eres solamente

el padre del niño… y al niño no hay quien lo haga levantarse.

–¡No te puedo creeeeer! ¿Cóoooomo que sigue durmiendo? Despiértalo, despiértalo de una vez. ¡¡Tengo todo listo desde ayer, no dormí en toda la noche y Dieguito no ha bajado los pies de la cama!!

En el viaje hasta el campo le fui explicando algunas cosas que veo que está haciendo mal:


Perfilate mejor en los corner. De frente a la pelota pero también de frente a la portería, es como un medio perfil ¿Entiendes?

Y tú no bajes. Que bajen los otros. Aunque te llamen de atrás, tú aguantate arriba.

Si tenés que perdela, piérdela tú, no puedes alimentar troncos. El que no sabe no sabe y al que no sabe que le enseñen, pero tú no tienes porque regar troncos todos los domingos.

Prueba de lejos, el portero del Maracaná Juniors es chiquitito. Aflojale con los centros, pruébalo de afuera del área.

Si el entrenador te pide que te vuelques a la derecha no le hagas caso… esa no es tu pierna, dile que sí pero como bobeando te vuelves a la izquierda.

Si hay que poner una plancha ponla, acuerdate que Lucas, el central de ellos le tiene miedo a la patita. En la primera del partido avisale que estás ahí y que vas a volver. Ningún árbitro echa por una falta en ataque en los primeros cinco minutos.

Buscalos para que te peguen, si tienes que hablar, habla. El momento ideal es en un corner de ellos. Cuando todos estén atendiendo el área nuestra, te acercas al Pablo y le dices algo que lo haga enfadarse.

Tírate… si te tocan tirate, buscá el penati. El mejor momento para tirarse es después de una pisada o de un caño. A los árbitros les da lástima que le peguen a un habilidoso que acaba de tirar un caño. Ahí caes lesionado. Grita Dieguito, grita para que se escuche desde donde están las madres. Si al que te pegó no lo echan, lo dejás justo en el límite y le va a costar mucho marcarte de ahí en adelante.

Los penaltis son tuyos, aunque se lo hagan al Nacho. No te dejes garronear los penales.

El codito en los corner, acuerdate del codito, no seas tan inocente. Siempre vas regalado a los corner.

Si se nos complica hay que hacer tiempo, los cordones, desatate los cordones.

Si hay que reventar…reventamos, de punta y para afuera.

Fijate a quien te abrazas si haces un gol. No te regales al santo botón con el entrenador o con algún compañero que no valga la pena. Más vale que corras solo haciendo el avioncito y no te dejes alcanzar.

Las manos, se juega también con las manos. Cuando falles un gol te agarras la cabeza, como diciendo “no me lo puedo creer”. Si no te la dan, te señalas tus pies cuando termina la jugada como diciendo “ehhhhh, pasala, estaba solo” En el suelo pegale con el puño a la tierra o una patada a algún cartel de chapa.

La gente te mira y esos gestos son importantes.

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¡Te juro que no lo puedo creer!

¿Qué te pasó Dieguito?

¿Cómo vas a fallar ese gol en el descuento?

Es la primera vez que perdemos con el Maracaná Juniors y además no pusieron al Pelé

¿Qué te pasó?

¿Qué quisiste hacer en esa jugada al final?

A ver…explicáme ahora que estamos tranquilos en casa. Explicame. ¿Te asustaste? ¿Te pesó la responsabilidad? ¿Qué fue lo que te pasó Dieguito? Mirame cuando te hablo Dieguito ¿De que me sirvió el lío que tuve con el entrenador? Contestame…¿de que me sirvió gritarle toda la tarde al árbitro?

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¿Qué no quiere jugar más al fútbol?

¿Eso te dijo?

¡No entiendo que le pasó!

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CARTA ABIERTA A MI PAPÁ QUE ME LLEVA AL FÚTBOL.

Querido papá, seguro que esta carta tiene algunas faltas, porque sigo confundiéndome la ese con la ce y de los acentos nunca me acuerdo.

Pero sé como se escribe fútbol… así que me vas a entender.

Quiero que sepas que me gusta que me acompañes todos los domingos a los partidos y que me lleves a los entrenamientos.

Quiero que sepas que te siento cerquita por todas esas cosas que hacés por mí.

Quiero que sepas que te quiero mucho.

Pero también quiero que sepas que hay cosas que no hago porque no sé hacerlas, no porque no quiera.

Porque soy un niño, papá.

Por eso me equivoco.

Porque soy un niño.

¿Sabés papá? No te enfades, pero… no me gusta que me grites desde la banda.

Me da vergüenza que me digas lo que tengo que hacer delante de mis compañeros.

No me gusta que mi entrenador escuche tus gritos.

El ya me dijo lo que tengo que hacer en el partido.

Tampoco me gusta que le grites al árbitro.

El árbitro no me hizo nada.

Y si me hubiera hecho algo…no lo insultes en mi nombre, porque yo no lo insultaría.

Quiero que todos mis compañeros jueguen, incluso los que saben menos que yo.

No me gusta que te enfades cuando me sacan para que entre otro.

Los que entran son mis amigos.

Esto es un juego papá, quiero divertirme.

¿De verdad tú sabías hacer todo lo que me pides que yo haga?

¿De verdad tú le pegabas con las dos piernas?

¿De verdad eras tan buen jugador como me cuentas?

Yo sé que nunca me mentiste, así que quiero que recuerdes esas mañanas de domingo, cuando eras niño y trates de ponerte en mi lugar.

Yo se que me quieres como a nadie, pero a veces tanto cariño hiere, papá.

Yo no quise fallar el gol.

Yo quise hacerlo…pero no supe.

Ignacio…

¿Te acuerdas cuál es?

Mi amigo que hace natación.

Me contó que los padres no le gritan cuando nadan porque él no puede escuchar con las orejas debajo del agua.

A veces me gustaría jugar con las orejas debajo del agua.

Y me contó también que lo que dice el árbitro no se discute, que nadie le dice a un árbitro que les está robando, y me contó que aplauden mucho al que llega último, y que nadie se puede mover del agua hasta que no llega el último nadador.

Y Joaquín -que juega al rugby- me contó que cuando terminan el segundo tiempo empieza el tercer tiempo y se juntan los dos equipos y cantan y festejan. Dice que en el primer y en el segundo tiempo se preparan para ser jugadores de rugby y en el “tercer tiempo” para ser “hombres de rugby” y Fede que juega al balocesto dice que…

No, yo no quiero cambiar de deporte, quiero jugar al fútbol, porque el fútbol es el mejor deporte que existe, papá.

Pero quiero tener el derecho a no ser campeón, el derecho a no tener que salvar a mi familia con un pase de exterior, el derecho a que no me griten mariquita si no devuelvo una patada, el derecho a no ser una futura estrella de la televisión, el derecho a que no le digan mujercita al compañero que llora en el partido.

Todavía somos niños, papá.

Quiero que recuerdes que nunca me preguntaste cual deporte quería practicar… es más ni siquiera me preguntaste si quería practicar algún deporte.

Me regalaste una pelota y una camiseta cuando apenas si sabía caminar y diste por entendido que me gustaba el fútbol… está bien, no te preocupes, claro que me gusta el fútbol, no fallaste papá, es el mejor deporte de todos.

Pero quiero que sepas que hay mañanas en que no tengo ganas de levantarme.

Quiero que sepas que a veces estoy cansado.

Quiero que sepas que no me han enseñado a hacer todo lo que saben hacer los grandes, no han tenido tiempo de enseñármelo.

Quiero que sepas que no soy un hombre en miniatura, soy un niño jugando a un juego de niños.

Y por sobre todas las cosas… quiero seguir jugando al fútbol y que estés siempre a mi lado para llevarme a los campos, hasta el día en que empiece a llevarte yo.

Porque a pesar de todo lo que te conté en la carta, el fútbol y tú, son dos de las mejores cosas que me han pasado.



Adaptación del texto de Marciano Durán