Hoy yo abrazo mi potencial para ser, hacer y conseguir todo lo que yo pueda soñar.
miércoles, 24 de octubre de 2012
jueves, 18 de octubre de 2012
EL FRACASO
EL FRACASO
“El fracaso enseña lo que el éxito
oculta: la capacidad para crecerse en los obstáculos y no darse por vencido” (Enrique Rojas, psiquiatra y profesor español).
El fracaso es algo superable y
debe ser un punto de partida, de renovación y de aprendizaje. Hay cosas en la
vida que sólo se aprenden tras fallar en ellas; el fracaso mirado desde esta
perspectiva ofrece nuevas oportunidades y te da la posibilidad de volver a
empezar; siempre es un principio. El fracaso es la escuela del éxito.
Aquellos que fracasan pero saben
asumirlo y reconocerlo, que son persistentes porque son capaces de levantarse y
de empezar de nuevo son aquellos que vuelan alto porque tienen capacidad de
reacción, espíritu de superación y saben aprender. Esos son los que llevan
fuego dentro y es muy difícil poder con ellos. Esos son lo que ven las
oportunidades como un reto. La valentía, la perseverancia, la voluntad y el
optimismo son los elementos que siempre le acompañan y que no les permite dejar
de luchar.
“Hay derrotas triunfales a las que envidian algunas victorias”
No creemos que haya fórmulas
exactas para determinar qué motivos llevan al éxito, como tampoco creemos que
las hay para el fracaso. Pero lo que sí creemos es que en equipos de trabajo es
fundamental tratar con sumo cuidado las relaciones humanas y las sinergias que
se producen recíprocamente entre las personas que configuran esos equipos.
Dependiendo de la actividad, del
contexto, de las actitudes, de las circunstancias, etc., pueden ser unos
motivos u otros los que pueden llevar a experimentar el fracaso en un equipo.
Se enumeran a continuación algunos
de esos posibles motivos:
· La falta o el exceso de confianza.
· El conformismo o la autocomplacencia.
· La falta de perseverancia o constancia.
· La escasez de recursos o su inadecuación.
· El déficit de experiencia.
· El miedo al riesgo o por exceso del mismo.
· El miedo al fracaso.
· La falta de conocimiento, de preparación o de formación.
· Una mala gestión.
· Objetivos irreales o inalcanzables.
· La improvisación.
· La falta de especialización.
· La falta de planificación o su inadecuación.
· La relajación ante la no exigencia de resultados inmediatos.
· El no ser consciente de los límites o de las propias carencias.
· Las malas relaciones humanas con el resto de los miembros del equipo.
· La falta de comunicación o comunicación errónea.
· El déficit de motivación.
· Errores en la actuación.
· Una estructura u organización inadecuadas.
· Un mal liderazgo.
· La deslealtad.
· La falta de disciplina o de normas.
· La escasez de voluntad.
· Por no tener ilusiones o sueños.
· El exceso de individualismo.
· La toma de decisiones incorrectas.
· Por la no disposición al cambio.
· Por un exceso de arrogancia tras conseguir un éxito.
· La falta de creatividad.
· Por competir y no cooperar.
“Un fracasado es un hombre que ha
cometido un error pero que no es capaz de convertirlo en experiencia” (Elbert
Hubbard, escritor y pedagogo estadounidense).
En la vida cotidiana hay personas
que se sienten derrotadas por los problemas y frustraciones diarias. Luchan y
se quejan y se ven atrapadas por la impotencia. Creen que no hay salida. Pasan
los días, las semanas, los meses y los años y muchas de esas personas se
preguntan si su vida no fue más que una mezcla de luchas y fracasos. Al final
te das cuenta de que muchas personas tienen un concepto equivocado de la vida,
persiguiendo lo que no deberían, o lo que es peor, sin fijarse meta alguna o
sin plan para alcanzarla y además ves que lo que falla es que carecen de
voluntad, ilusión y de verdaderos incentivos para dar un giro a sus
vidas.
En otros casos se ven inmersos en
una rutina desesperante, o ante un trabajo que no les gusta o ante una
situación profesional o personal insatisfecha o simplemente no se sienten
realizados.
Analizando esta situación llegamos
a la conclusión de que, en muchos casos, somos nosotros mismos los que nos
autoimponemos las barreras y los frenos y los que actuamos sin un propósito
definido, pero nos damos cuenta que para lograr realizaciones es necesario que
quieras alcanzarlas mirando la vida como una continua oportunidad.
Por ello, la persona debe cambiar
la orientación de su mirada, cada persona es responsable de sí misma y de su
destino y, por tanto, de cada uno depende su propio éxito o fracaso. Te das
cuenta de que toda derrota puede ser una bendición en cierto modo, pues la vida
no consiste en una sola oportunidad, sino en muchas.
Estudiar y reflexionar
cuidadosamente, evaluar y analizar las razones por las que se ha llegado al
fracaso es un primer paso para aprender a tener éxito. La derrota es un
acompañante cotidiano que nos hace volver a revisar nuestras metas para decidir
si son auténticas y si vale la pena el esfuerzo de seguir luchando por ellas.
Es entonces cuando volvemos a
empezar, pero debemos saber que ningún comienzo es sencillo, que la vida está
llena de obstáculos y son los que nos permiten adquirir experiencia y mejorar.
Quien nunca ha fracaso es porque nunca ha luchado.
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